Lógicamente, esta historia no la recuerdo en primera persona pero, de tantas veces que la he podido escuchar desde entonces, sin duda la doy por cierta.
Mataparientes,
Boletus erythropus. Pie rojo Fr.
Otros nombres:
Otros nombres:
Vascuence: Onddo hankagorri
Catalán: Mataparent de cama roja, mataparent de peu vermell
Clase: Basidiomicetos
Orden: Boletales
Familia : Boletáceas
Se trata se una seta de buen tamaño, en la que destacan su sombrero de color marrón rojizo, marrón oscuro o castaño, rojo vivo en las mordeduras, de superficie seca y ligeramente afelpada y sus poros también de un intenso color rojo, que azulean rápidamente al tocarlos.
Clase: Basidiomicetos
Orden: Boletales
Familia : Boletáceas
Se trata se una seta de buen tamaño, en la que destacan su sombrero de color marrón rojizo, marrón oscuro o castaño, rojo vivo en las mordeduras, de superficie seca y ligeramente afelpada y sus poros también de un intenso color rojo, que azulean rápidamente al tocarlos.
Debía de ser a mediados de la década de los setenta y debía de ser por Navidad porque cada año, por esas fechas, los calendarios eran regalo habitual en bares, los de bolsillo, y en bancos y cajas de ahorros, los de paded. En cada uno de éstos y bajo un temática común, los doce primeros meses que estaban por llegar iban acompañados de imágenes que suponían un atractivo irresistible para un niño de cuatro años.
Era una más de las tradiciones navideñas. Cuando el padre llegaba a casa con alguno de estos calendarios, el pequeño de la casa se apresubraba a hacerse con ellos y revisar con avidez las fotografías con más de un siglo de vida, bonitos paisajes de la tierra, dibujos de la fauna local o, como era ese el caso, de las especies micológicas más habituales de la zona.
Una tarde el niño estaba tirado en el suelo del salón, abstraido entre dibujos de amanitas, boletus y lactarius, mientras su madre se encontraba cosiendo. Entonces se dirigió a ella diciendo: “Mira, mamá, esta seta se llama Mataparientes”.
Podréis suponer la sorpresa de la madre, que hasta entonces desconocía la recién desarrollada habilidad de su hijo. Había aprendido a leer de forma natural. El resultado de la exposición habitual a la palabra escrita.
Esa fue la primera palabra que leí. Después llegarían unas cuantas más.
Mataparientes fue mi primer paso y ahora debe ser el nombre de este blog.
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